sábado, 10 de octubre de 2015

Dubai 2015

Cuando los calores del verano en Dubai se hacen intolerables, está el mar azul para escapar un rato, al final de la tarde, cuando el sol deja de ser de fuego y se esconde en el agua.
Entonces familias enteras, de todas las naciones del mundo que han encontrado en la pujante economía de ése país su lugar, se sumergen en las aguas todavía tibias.
Muchos llevan vestimentas tradicionales que no abandonan siquiera al momento de entrar al mar.
Es frecuente encontrar hombres solos, ...separados de sus familias durante 11 meses por año, que trabajan y viven fuera de su tierra para mantener a los suyos que han tenido que dejar atrás.
Frente a una de las playas populares una gran mezquita, como tantos cientos que se distribuyen por los barrios, cercanas muchas a los paseos de compras y centros comerciales. Varias veces por día se escucha el llamado a la oración y su insistente letanía nos lleva a pensar en Dios.
El sol cae y con el crepúsculo las familias se van yendo. Atrás queda la arena blanca, el mar transparente, el sol anaranjado, el cielo sin nubes y la promesa de refrescar otra vez mañana los cuerpos y las almas de tantos que han padecido el rigor de los calores del desierto devenido en ciudad.

sábado, 17 de marzo de 2012

Dubai Marzo de 2012

En la Terminal de Emirates

Al llegar al aeropuerto en un vuelo de Emirates dejaba atrás casi veinte horas en el aire con una escala en el Aeropuerto de Río de Janeiro. Había dejado Buenos Aires la tarde del día anterior 6 de Marzo. Con una diferencia horaria de siete horas llegaba a la medianoche a Dubai. Ésta vez no pude tratar de reconocer los edificios de la ciudad cuando la sobrevolamos para aterrizar porque había elegido el pasillo lo que resultó muy conveniente durante el extenuante vuelo.
El impacto de ver por primera vez la terminal tres fue muy fuerte, a pesar de haber partido de la estación uno el año anterior la experiencia de ver la colosal dimensión de ésta nueva me dejó azorada.
Se me complicó un poco hacer aduana porque no me acordaba de que tenía que retirar el original de la visa en el mostrador. Fueron muy amables al derivarme al que correspondía y aunque pude conservar prioridad en la cola salí cerca de la medianoche. Francisco me esperaba con su franca sonrisa y escuché un "hola vieja" fácilmente reconocible en el momento que no me alcanzaban los ojos buscándolo entre la gente que esperaba otros pasajeros.
Noté cambios en la ciudad iluminada a ésa hora en que la noche se había instalado hacía mucho rato...
Varios accesos terminados, edificios que el año pasado estaban en obra todavía estrenaban su lugar en medio de la moderna ciudad.

Volver al barrio The Lakes fue como llegar a casa, los chiquitos dormían hacía horas así es que me conformé con darles un beso sabiendo que la mañana empezaría muy pronto y con ella llegarían a mi cuarto la risa de María y la sorpresa de Agustín. Así fue, muy temprano estábamos todos en la cocina tomando el desayuno mientras la blanca luz de la mañana iba iluminando un día fabuloso.

En la isla, a lo lejos el Burj Khalifah

Ni bien nos levantamos, bastante temprano para haber dejado atrás el cansancio del viaje, los chicos recibieron una invitación más que tentadora, íbamos a pasar el día en una isla chiquita que forma parte del proyecto de contrucción del Mundo.
La isla todavía vacía está alejada de las playas públicas y privadas.
El paseo en lancha fue fantástico, en apenas un rato y a pocas horas de haber puesto un pie en Dubai estaba sentada en la arena blanca del Mar Arábigo rodeada de la familia de mi hijo y un grupo grande de amigos de todas las edades. En la orilla a lo lejos de veía el espléndido Burj Khalifah.
Cerca nuestro algunos grupos de familias que habían llegado también en lancha se preparaban a comer suculentos picnics y gozar del mar transparente. El día fue delicioso.

Villa en La Palmera

Día de sol y playa

A partir de ése primer día y como el buen tiempo no aflojó durante toda la estadía empezamos a disfrutar de Dubai paseando de arriba abajo, siempre con los nietos como una bandada de pajaritos alegres reboloteando alrededor nuestro.










Cada día empezaba lleno de proyectos y esperábamos que volvieran del colegio para salir a recorrer los lugares visitados tantas veces y que resultaran siempre novedosos. Aprendimos el recorrido del tren y nos resultó cada vez más fácil ir de un sitio a otro.
Entre otras cosas entendimos el sistema de conección que el año pasado no habíamos alcanzado a usar, porque habíamos alquilado un auto que nos resolvía todo.


En la estación de tren
Es un transporte muy usado por su confort y eficiencia. Es conducido a distancia así es que ir en el vagón de adelante da visión plena de Dubai sin el obstáculo de la cabina. Viaja a cierta altura por lo que se puede ver los barrios y los edificios en perspectiva.
El área VIP es un solo vagón por ahora, cuesta un poco más que los 20 dirhams que sale un pasaje de ida y vuelta general. Se pide como un viaje gold.
El segundo vagón es solo para mujeres y allí viajan las que conservan las costumbres más ortodoxas al respecto, todas emiratis por supuesto.
Dubai se jacta de ser un emirato que integra culturas y razas por lo que nadie obliga a separarse, del mismo modo que es uso de la Avaya -túnica negra- típica vestimenta femenina puede se usada con o sin velo. Hay quien no deja ver nada cubriendo con un velo traslúcido la cara entera.
Después vienen los vagones para el gran público que incluye a turistas y gente que trabaja. La pulcritud es total. El moderno sistema de vías y rieles lo hace muy silencioso y casi no tiene traqueteo. Es de líneas muy puras y materiales resistentes. La puntualidad la rige una computadora que da salida, entrada y la velocidad necesaria a las formaciones. Las computadoras no se equivocan. No subir a tiempo al tren durante los segundos que permanece en el andén significa tener que esperar el siguiente… las puertas se cierran inexorablemente.
Llegamos a la estación más cercana a la casa de Francisco y desde allí tomamos un taxi. A pesar del día nublado la tarde se prestaba para un buen baño en la pileta que está templada a ésta altura del año. Ya vendrán los días en que haya que enfriarla cuando la tierra alcance temperatura siderales en el verano del desierto árabe sobre el que está plantada ésta fantástica ciudad.



miércoles, 7 de septiembre de 2011

Dubai un lugar en el Desierto

H
Dubai Mall
Hace varios días que llegamos y después de una cuota de jet lag importante sumada a un resfrío que atacó a todos en la casa con la excepción de Agustín de cuatro años, entramos en la paz de una larga estadía con mucha vida de familia, con la que sueño todo el año.
Mi impresión sobre Dubai cambió un poco éste año  al volver a verla.
Observo más que el año pasado la presencia del desierto alrededor de lo urbano y admiro el esfuerzo humano brutal que es llevar a cabo éste proyecto tan ambicioso. Es muy interesante observar el crecimiento de los edificios y los accesos a los barrios a un ritmo colosal a pesar de la crisis que golpeó fuerte acá .
La mano de obra... paquistaníes e indios.
Los emiratis no tocan un ladrillo, la política del gobierno es mantener un pueblo contento con los atributos de pertenecer. ¡Y que hagan el trabajo duro los extranjeros!.
Veremos cómo resulta el precio del petróleo con la crisis que vive hoy Arabia Saudita... porque ésto crece al ritmo del crudo.
Aunque ya Dubai agotó sus reservas la proximidad con Abu Dhabi - no me refiero a la proximidad física solamente sino al lazo de parentezco entre familias- supongo que es lo que ayuda a soportar sus finanzas y alienta las inversiones.


En construcción, detrás las Torres Krysler

Hay tantas cosas notables en éste sitio. Piensen como muestra nomás, que el agua de los aires acondicionados se entrega por circuito aparte, ya refrigerada, para evitar el enfriamiento dentro del aparato en casas, oficinas, centros comerciales, que resultaría más costoso.
El litro de naftas súper cuesta 2 pesos, es lógico, son los dueños del petróleo, por lo mismo los autos tienen tamaños descomunales, son lo más impresionante que uno pueda imaginar. No importa si los tanques cargan cien litros. Van y vienen ocupando las seis manos que tienen los accesos principales.
El agua toda se desaliniza, así y todo no sirve para consumo por los químicos con que se la procesa. Son millones de litros de agua envasada los que hacen falta a diario para abastecer ésta ciudad.
Los jardines y parques crecer a fuerza de riego por goteo. Las rutas están adornadas por bordes de petunias... en el desierto... formando canteros gigantescos de todos colores, logrados gota a gota cada día.
Las palmeras datileras visten el paisaje urbano, los hoteles, los barrios.
Las santaritas son llamaradas de todos colores en los cercos, parques y jardines.
Todo está cubierto de una fina capa de arena blanca que opaca sin quitar belleza al vergel.
Acostumbrada a las porteñas lluvias tropicales sueño con un chaparrón que limpie todo... ¡un delirio mío por supuesto!.


De otros tiempos y hoy...

El invierno se hizo notar éste año por acá. A pesar de las temperaturas que no suben de los 25 grados el cielo está cubierto de nubes y yo que creía que no existían en ésta parte del planeta... En la playa se atreven algunos extranjeros como nosotros a los que las playas argentinas nos tienen acostumbrados a baños fríos, los locales no meten un dedo hasta que se templa con la llegada del verano en el que alcanza finalmente temperaturas desagradables.

Dicho sea de paso los extranjeros son el 80% de los habitantes de Dubai, impresiona el número ¿no?.
El proyecto es atraer expatriados que sienten sus reales acá produciendo una población estable. A ésto se suma el conjunto numeroso de turistas que toman otros destinos e incluyen un poco de playa acá. Lo cierto es que como resultado ésto es una especie de Punta del Este 365 días al año. En realidad el verano es insoportable, no queda nadie. Los expatriados vuelven a sus países de origen.
 
En la playa del Burj Al Arab

Burj Al Arab


Dubai y después el río de la Plata

Los atardeceres del desierto son singulares, el sol se va poniendo cada vez más blanco a medida que el día se termina y se acuesta sobre el mar Arábigo, dándole a todo una luz blanco amarillenta que se extingue en el agua o desaparece detrás de las dunas.

 

He pasado cuarenta días bajo éste mismo sol viendo alejarse el invierno con temperaturas agradables para dar paso a una primavera, en la que el mar es una invitación irrechazable con sus aguas transparentes apenas tibias. Su temperatura va insinuando lo que vendrá con la llegada del pleno verano, un mar a cuarenta grados.


Vendrán entonces los días en que la vida transcurra adentro de las casas con aire acondicionado que no se apagará de día ni de noche.


Meses en que va a ser que no será necesario calentar el agua para bañarse por la temperatura que alcanza dentro de las cisternas.


Las piletas se mantendrán a temperaturas no del todo agradables a fuerza de filtros refrigerantes. La elección será pues salir lo menos posible o aprovechar para dejar la ciudad por un par de meses cosa que hacen las mujeres e hijos de los expatriados y muchos locales.


Entretanto, durante los meses en que el clima es amable el turismo asiático y europeo- éstos últimos dejando atrás en su continente inviernos rigurosos- se vuelca a las playas desde los hoteles que ocupan la primera línea sobre el mar. Los que no tienen ése privilegio usan los accesos públicos que hay cada tanto.


La ciudad fue planificada por hombres del desierto, pienso cuando me acerco a la costa cada día y me pregunto si las playas públicas darán abasto con el aluvión humano que Dubai espera en los próximos años para incluirlos y hacerlos participar del ambicioso proyecto que tiene ésta joven ciudad. Amén del turismo.


Hombres de blanco y mujeres de negro es el recuerdo que me quedará al volver a Buenos Aires. Hombres que comerciaron desde tiempo inmemorial a lomo de camello y se vieron obligados a combatir el implacable sol con sus vestimentas blancas.


Paseo en el Dubai Mall
 
Mujeres que esconden su belleza o fealdad detrás de sus abayas y velos en el afán de no provocar sentimiento alguno de atracción física fuera de sus casas. Qué notable.








Caminata en el Mall Dubai

Hoy se ve en la ciudad a los nietos de los que fueran beduinos o buceadores de perlas manejado los más modernos y lujosos automóviles que se producen en el mundo.


Viven una vida fácil protegidos por la organización social que los privilegia y que es patrimonio de la máxima autoridad del Emirato de Dubai, el Sheikh Mohammed bin Rashid (hijo de Rashid) Al Maktoum (apellido).


Todavía no han llegado allí a Dubai universidades de primer nivel aunque ya hay contratos con algunas que se instalarán en poco tiempo acá . Por ahorma muchos de   quienes aspiran a dar a sus hijos una formación adecuada y están en condiciones de afrontarlo los mandan a terminar su formación al extranjero.




Tarde en el parque
El idioma oficial del emirato es el inglés por lo que no es un motivo de preocupación para los extranjeros que viven y trabajan en Dubai el no hablar árabe, difícilmente tengan necesidad de usar ese idioma ya que el contacto con los locales es casi nulo.

Antes de volver a casa decidí ampliar mis horizontes respecto al año pasado.



Apenas un par de días atrás visité el emirato de Shirjah por segunda vez, ésta con mi cámara en la mano, mi ida anterior había sido una apurada visita al Zoco local.






Encontré en ése emirato mucha población árabe. Por eso pude ver gente con vestimentas tradicionales en las calles, plazas y parques. Allí me sentí distinta, como no me siento en la cosmopolita Dubai.  

La edificación es más baja y han construido un paseo costero que supongo resultará refrescante cuando el poderoso sol de Arabia transforme las ciudades en hornos. Ésa tarde vi grandes grupos de familia sentados pasando el tiempo cerca del agua.


La oración


Era mediodía y me acerqué a la ventana para mirar la obra en construcción de una ruta de acceso al barrio en que vivimos y que se ve desde el cuarto de Francisco y Dolores.



Al principio creí que aquel hombre estaba haciendo algún trabajo agachado detrás de la placa de concreto. Tenía puesto un sombrero tejido blanco cubriéndole la coronilla. Preparé la cámara y disparé. Segundos después se levantaba para agacharse apoyado sobre sus rodillas. Cada postura le llevaba unos minutos que se fueron cumpliendo con rigor durante el rato que duró el rezo. Bajo sus pies que no alcancé a ver, una pequeña alfombra le serviría de apoyo sobre el suelo arenoso. Su rostro en paz y su cabeza hacia la Meca. No podía escucharlo pero sabía que a ésa misma hora en todos los sitios públicos y mezquitas se estaba haciendo escuchar a los cuatro vientos: “Alá es grande, Alá es bueno, Alá”… Cristo pensé, no nombrarte más seguido...


Ayer de madrugada dejé atrás con dolor a mi hijo, nuera y a mis nietos.


También los rezos, el desierto, los camellos y una ciudad llena de incógnitas.


¿Llegará a ser lo que proyectaron?.
¿Se transformará en la ciudad turística que atraiga a los países cercanos para vivir días de sol olvidándose del rigor de sus inviernos?. Supongo que sí.

Yo tengo un hijo que tiene una vida allí. Tiene amigos, bienestar, muchas ganas de trabajar y el firme propósito de volver a Argentina.

Anoche llegué a casa de vuelta. Había viajado durante veinte horas, casi todas con luz porque fui volviendo con el reloj para atrás siete horas.


Anoche desde el avión  cuando el sol no se había puesto del todo miré por la ventanilla ése cielo americano de azul profundo lleno de nubes amarillas, coloradas y los morros de la ciudad de San Pablo con su vegetación de un verde intenso. Cielos que hace cuarenta días había dejado atrás.

 
H
oy me desperté muy temprano confundido mi cuerpo todavía con el cambio horario. Fui al balcón a ver salir el sol como cada mañana.¡La pucha que es lindo ver un amanecer sobre  el río de la Plata!.


Dolores